Transformación digital y robotica
Socio laboral
Fecha de publicación: 22/02/2017En los últimos tiempos se ha desatado la polémica acerca de la llegada de los robots y lo que esto significará en nuestras vidas como humanos. ¿Vienen a ayudarnos en nuestro día a día, vienen a sustituirnos en nuestros puestos de trabajo, vienen para quedarse o se trata de la última moda tecnológica? Parece que la respuesta a todas estas preguntas es afirmativa. Sí vienen a colaborar en muchas tareas desde las más sencillas a las más complicadas. Sí podrán sustituirnos en puestos laborales, sí vienen para quedarse y sí se han convertido en la última moda tecnológica.
Pero detrás de todas estas afirmaciones hay un porque que explica el boom de la robótica y para ello debemos entender qué es un robot. Aunque tengan una forma más o menos humanoide, no son más que máquinas con sensores e interconectadas para recabar datos. Por ejemplo, una simple ordeñadora puede ser denominada “robot”. Las últimas generaciones de robots son más “inteligentes” y “autodidactas” y se van sofisticando día a día. Han nacido para participar en tareas tan sencilla como la limpieza de una casa o tan sofisticadas como una operación quirúrgica. Lo cierto es que pueden descargarnos de aquellas tareas que no aportan valor; también pueden realizar tareas que requieren tanta precisión que la mano humana no llega a lograrlo o simplemente aumentar la productividad de ciertas actividades. Por ejemplo, el carrito robotizado que la empresa malagueña Urban Clouds ha creado para Ferrovial y que está funcionando en Barcelona. El objetivo es ganar un 20% de tiempo que han calculado que los operarios pierden agachándose a recoger y cargando con el carro. ¿Y en la oficina? Los llamados robots de asistencia hablan siete idiomas, controlan los horarios alrededor del mundo y pueden realizar pequeñas tareas de gestión diaria.
El papel de las máquinas como fuerza de trabajo ha traído a la palestra numerosas cuestiones relacionadas con sus derechos y la problemática de posibles accidentes, o el pago de impuestos. Se está trabajando ya, a nivel europeo, en la elaboración del estatus legal de persona electrónica, al que se adscribirían las máquinas más avanzadas y que trataría el área de la seguridad en la gestión de sus actividades. Los robots, no pueden funcionar sin estar interconectados, por lo que existe todo un área a estudiar en la protección de datos. El tema es incluso más peliagudo cuando se trata desde el punto de vista fiscal. Ya que estos robots asumen parte del trabajo humano, deberían a su vez asumir la carga de impuestos correspondientes, que… ¿pagarían los correspondientes dueños de la máquina? El debate está servido y se constituye en uno de los mayores retos que el entorno laboral tendrá que afrontar en estos tiempos.
Todo un mundo por descubrir y por regular, que está integrándose día a día entre nosotros mucho más rápido incluso de lo que Asimov pudo imaginar, y eso que no iba muy desencaminado.